Aunque con mucha presión de su compañero Sébastien Ogier, Elfyn Evans pasó a ser líder del Rally de Montecarlo tras la segunda etapa. Los hombres de Toyota se han revelado como los más efectivos en las impredecibles condiciones del pavimento alpino.
El francés, más local que nunca aquí al correrse en las afueras de su ciudad natal, se impuso en los tres tramos matinales, ya despojado de los problemas de frenos que lo demoraron ayer. Estableció diferencias claras desde que se largó al oscuro y llegó a la asistencia con 11.3s de ventaja con respecto al galés, quien lo superaría en los dos parciales restantes cuando quien era líder hizo un trompo del que salió con la rueda delantera izquierda pinchada.
Ogier llevaba hasta entonces 11.3s de ventaja, que se desvaneció ante ese percance que le permitió subcampeón pasar al frente, a partir de lo cual éste supo contener los embates del otro Yaris WRC.
Pese a todo, el siete veces ganador de esta prueba acometió con empeño la última especial, adjudicándosela por 16 segundos al acertar en la atípica mezcla de neumáticos elegida, tres de invierno y uno con clavos.
El piso varió de húmedo a muy sucio, con restos de barro y de hielo que se derretía, haciendo que el trabajo de los abridores de ruta que poseen las escuadras y que relevan el terreno algunas horas cobre especial relevancia.
A Evans también se le desinfló una goma, lo cual no le impidió llegar al parque cerrado por la tarde primero en el clasificador por 7.4s.
A 17.9s fue tercero Ott Tänak con el mejor Hyundai i20, superado por el alto ritmo del Toyota número 1 y por un momento comprometido cuando se le empañó demasiado el parabrisas.
Kalle Rovanperä cayó de segundo a cuarto, pero en buena labor ha podido situar a tres de los coches de su marca entre los cuatro más rápidos. El finés recibió una penalización de 10s por llegar tarde al Control Horario 4. Aceleró en la PE7 y gracias a ello le arrebató esa posición al Hyundai de Thierry Neuville, reduciendo a 6s la diferencia entre ambos.
Daniel Sordo se mantuvo entre los seis primeros, incluso cuando reconoció no estar completamente a gusto con el comportamiento de su auto, afectado por una incorrecta elección de los neumáticos que son nuevos para todos desde esta semana.
Andreas Mikkelsen volvió a lucirse con un coche de la clase WRC 2, derrotando a otros de mayor potencia con su Škoda Fabia, con el cual precedió a Takamoto Katsuta (Toyota), Adrien Fourmaux (Ford) y el único Fiesta World Rally Car sobreviviente, el de Gus Greensmith.
Pierre-Louis Loubet dañó la parte delantera de su Hyundai WRC al chocar contra la montaña y deslizarse en una frenada en la que encontró una superficie por demás resbaladiza.
Mikkelsen se adueñó de cuatro parciales en la clase WRC2, aumentando a 47.1s el tiempo a su favor. Lo siguen Fourmaux (de M-Sport Ford, ganador del tramo restante), Eric Camilli con Citroën y Marco Bulacia, que no se movió de la cuarta plaza. El galo del C3 está por ahora con sus 5m05s de colchón sobre el boliviano.
El segundo coche de Toksport estaba progresando cuando se vio postergado por un pinchazo de los tantos que se observaron en esta etapa, exactamente en la PE6.
Yohan Rossel se defendió bien en WRC 3 y sigue encabezando el escuadrón de Citroën que integran también Yoann Bonato y Nicolas Ciamin, por 6.08s y 1m29.3s, respectivamente.
En el sector comprendido entre Chalancon y Gumiane (PE7 y último), apareció una bandera roja a causa del incidente de Loubet, así que al resto de los participantes se le aplicaron tiempos ficticios.
Nuevamente con faros suplementarios, mañana la acción se iniciará a las 6:30. Serán tres parciales con rumbo sur hacia Mónaco (57,10 km), adonde llegarán antes de la media tarde local.