El ex-piloto de Fórmula 1 y actual responsable del DTM, Gerhard Berger, analizó la actualidad de la categoría que lo tuvo como protagonista entre 1984 y 1997.
“Me gusta la Fórmula 1. Todavía es competitiva, pero a veces veo que se perdió un poco de la esencia, que deberían tomarse como referencia los autos de la década de 1980. Chase Carey, el anterior presidente de la disciplina, nunca había visto una de sus carreras en persona antes de asumir su puesto y, como estadounidense, le habrá resultado difícil comprender la verdadera filosofía y las cosas reales detrás del deporte motor comuna visión más internacional o europea. Por mucho que lo aprecio como gerente, él no fue la elección correcta, pues se necesita a alguien que comprenda bien este negocio, que haya pasado tiempo en él y que sea capaz de hacer lo que Bernie Ecclestone hizo durante muchos años”, expresó el austríaco.
“Creo que Stefano Domenicalli es una opción mucho mejor en este sentido. Sin embargo, todos recordamos ese instinto casi asesino que tenía Ecclestone para lidiar con diferentes temas. Habría que ver si Stefano podría seguir de manera similar, pero considero que es una buena opción actualmente”.
Respecto al DTM y los cambios que está enfrentando, Berger aseguró: “El ADN del Deustche Tourenwagen Meisterschaft no va a cambiar. Lo que está cambiando es el reglamento técnico. Tal vez los coches se vean incluso mejor como un coche GT3 porque realmente se parece a un Mercedes, un BMW, un Audi de alta gama deportiva, cosa que antes faltaba. Además, lo más importante es que durante muchos años deberíamos haber tenido tener más marcas, no solamente dos o tres porque esto no era lo suficientemente bueno ni para el público ni para los participantes. Estos modelos lucen espectaculares y los aficionados los ven tal como los conocen en la carretera; motor central, motor delantero, motor trasero, etc. El único inconveniente puede pasar por conseguir un apropiado equilibrio de rendimiento entre todos, pero estoy bastante seguro de que lo vamos a administrar de una manera transparente y eficaz. Al resto (formato sprint, televisación, circuitos) lo mantendremos igual”.
Curiosamente, el DTM está trabajando sobre un coche distinto a futuro, que tendría más de 1.200 caballos de fuerza mediante un impulsor eléctrico y tracción integral. “Algunos ya han visto nuestro ejemplar de prueba y demostración en Hockenheim. La idea es que mantengamos una tecnología muy similar, pero con un aspecto exterior diferente. A mí como piloto no me importaría de dónde proviene la energía: ¿viene de una transmisión eléctrica, de hidrógeno o de un motor de combustión? Lo que me interesa es el desafío de domar la potencia. Entiendo que este es el camino para la industria del automóvil y el que encontrará como solución final. Después de todo, siempre debe existir una conexión entre los vehículos de serie y los de competición”, concluyó el ganador de diez Grandes Premios.