Los aficionados que desde ahora visiten el oeste de la provincia de Córdoba, en Argentina, podrán visitar en la pequeña ciudad de Mina Clavero el museo con objetos personales, fotografías y trofeos de Jorge Recalde en el espacio de su casa familiar que días atrás fue convertido en museo al conmemorarse 20 años de s fallecimiento por causa de un infarto en la fecha apertura del Campeonato Argentino de Rally de aquella temporada.
Al ganar como locales el Rally de Argentina de 1988 con un Lancia Delta Integrale oficial, Recalde y Jorge Del Buono se transformaron en la única dupla de origen americano en conseguir un triunfo general en la historia del Campeonato del Mundo.
Del Buono viajó más de 1.000 kilómetros desde su residencia en Mar del Plata para participar de una serie de actos conmemorativos que incluyeron exposición de autos originales y réplicas, descubrimiento de placas conmemorativas en la plaza principal justo en frente a su hogar y el apoyo del intendente municipal, que aprobó los planos de terrenos donados para construir un museo en honor a su máxima figura deportiva, que sirva para los numerosos seguidores del automovilismo en la región y como atracción turística agregada.
Su copiloto entre 1981 y 1989 se dirigió a los aficionados presentes diciendo: “Este es un acto especial y muy emotivo. Jorge fue toda su vida una persona de poco hablar. De hecho, con los medios respondía a las preguntas de forma escueta. No le gustaba ser una persona pública, pero con los amigos era diferente. Siempre hacía bromas y compartía recuerdos increíbles”.
Jorge Del Buono, quien con el uruguayo Gustavo Trelles fue bicampeón mundial de Grupo N y dos veces subcampeón, recordó sobre su memorable victoria de hace 33 años: “Nuestro compañero, Massimo Biasion, había perdido algo de tiempo por un problema eléctrico. El domingo esperábamos que hubiera órdenes de equipo, pero pasó el día y nadie habló de esa posibilidad. Pasaban los tramos y nada. Yo creo que ‘Miki’ nunca le pidió a Recalde que levantara el pie del acelerador por el respeto que le tenía y también a modo de devolución del cariño que la afición argentina le tenía al italiano. Desde ese tramo hasta la memorable llegada al Estadio Mundialista Córdoba, donde estaba el podio, había una fila kilométrica de vehículos esperando recibir a Recalde ganador en su tierra natal, un acontecimiento inolvidable”.