Reporte Etapa 3 Monza

Sébastien Ogier y Julien Ingrassia consigueron hoy su séptima corona mundial de Rally en Monza (Italia), evento al que llegaban ubicados segundos en el campeonato a 14 puntos de su compañero en Toyota Gazoo Racing, Elfyn Evans.

En la segunda etapa, Evans parecía tener las cosas bajo control, pero su sueño se derrumbó cuando, en medio de las difíciles condiciones climáticas y un piso muy traicionero en las montañas lombardas, bloqueó, se salió del camino y terminó con su Yaris World Rally Car entre los árboles, sin poder salir de una cuneta.

En cambio, el aplomo del francés pesó lo suficiente como para completar todas las jornadas no solamente sin problemas, sino llevándose otro triunfo de los muchos de su palmarés. Ganó por 13.9 segundos con respecto a Ott Tänak (Hyundai i20 WRC) y por ocho unidades en los referido al certamen de pilotos, estirando una hegemonía de pilotos franceses que han dominado la categoría en 16 de los últimos 17 años (él y Sébastien Loeb, para ser exactos).

El paso por los Alpes italianos se cobró varias víctimas por un asfalto que tenía partes con nieve, otras mayoritarias con hielo que no siempre se veía y una adherencia tan escasa como la que usualmente presenta el Rally de Montecarlo, al que en varios tramos se asemejó mucho.

Pese al festejo, a Ogier se le subió el corazón a la boca cuando en el Power Stage le dejó de funcionar el limpiaparabrisas después de atravesar un sector barroso.

Tänak gozó de buen ritmo hoy y pudo superar a otro i20, el de Daniel Sordo, líder absoluto tras la etapa del viernes. El margen entre ellos fue muy pequeño: 1.4s. Con ese doble podio, Hyundai Motorsport pudo retener la corona de constructores por cinco puntos con relación a Toyota.

Manteniéndose todo el fin de semana en el lote de punta, Esapekka Lappi hizo un muy buen trabajo y terminó cuarto con el mejor Ford Fiesta, igualando el que antes había sido su mejor resultado de esta temporada. El piloto de M-Sport antecedió a Kalle Rovanperä (Toyota Yaris), el brillante vencedor de WRC 3, Andreas Mikkelsen (Škoda Fabia Evo Rally2), Oliver Solberg (Škoda Fabia), Jari Huttunen (Hyundai i20), Mads Østberg (Citroën C3) y Pontus Tidemand (Škoda Fabia), rematando una prueba de óptimo rendimiento para los coches R5, que se ubicaron bastante adelante en el plano general, entre el sexto y 19º puesto.

Un decepcionado Evans volvió a la acción esta mañana y concluyó 26º, algunas colocaciones más atrás que Takamoto Katsuta, 20º con otro Yaris de la clase mayor.

Østberg logró su primer título mundial, en WRC 2, aunque llegó a esta última fecha segundo de Pontus Tidemand. Al principio, se le complicó la puesta a punto de su auto, pero no se rindió y se recuperó hasta adelantar suficiente terreno, beneficiado cuando el sábado por la mañana Adrien Fourmaux, por entonces primero con un Ford, sufrió un pinchazo.

El sueco tampoco tuvo suerte, pues también él perdió tiempo por la rotura de la goma delantera derecha en la última prueba especial. Jan Kopecký (Fabia) los acompañó en el podio.

Una cierta calma le jugó a favor a Jari Huttunen, en un caso similar al de sus colegas de otras divisiones. Marco Bulacia y Marcelo Der Ohannesian fueron a Monza con dos unidades de ventaja, pero el finés del programa de desarrollo de Hyundai se quedó con el campeonato en WRC 3.

Fue tan veloz como regular y cauto desde el jueves hasta la llegada, consciente de que, para consagrarse, le bastaba con culminar tercero a espaldas del sorprendente Mikkelsen y de Solberg. El noruego hizo varios tiempos excepcionales con una máquina de menor potencia que los World Rally Car en su única aparición mundial de 2020.

Emil Lindholm fue cuarto y Kajetan Kajetanowicz quinto, ambos con Škoda. El boliviano Bulacia llevó a su Citroën a la sexta plaza y, con ello, le dio a Sudamérica un muy meritorio subcampeonato, sin descuidar el enorme aprendizaje que significó esta remarcable temporada para el cruceño de Tagai Racing Technology.

Debutando en esta serie, el irlandés Josh McErlean lo siguió en un i20, mientras que Yohan Rossel (Citroën, arrancó una rueda trasera en la primera etapa) y Grégoire Munster (Hyundai, abandonó a poco de la meta) son nombres de quienes pelearon por la vanguardia, pero se retiraron o retrasaron demasiado.

Poco a poco, A Tom Kristensson se le fue allanando el camino para ser el nuevo campeón Junior. Primero, Sami Pajari se salió de la ruta tempranamente. Ayer, el letón Mārtiņš Sesks destruyó la parte trasera de su Fiesta R1 contra las rocas alpinas, en un incidente de los más fuertes que se han visto en esta clase, por suerte sin consecuencias para la tripulación.

Así, Kristensson recorrió los pocos tramos que daban por finalizado el rally (tres) en el mítico autódromo peninsular con una tranquilidad que agradeció. Como premio, recibirá un nuevo Ford Fiesta R5 Mk.2 y la provisión de 200 neumáticos de parte de una firma italiana para su uso el año próximo.

Fabrizio Zaldívar (esta vez navegado por el canario Rogelio Peñate) cumplió -como en Cerdeña- con otra gran actuación en la categoría al ser segundo, a poco más de 11 minutos del nórdico y superando al británico Ruairi Bell. El paraguayo se quedó con el cuarto lugar en el ranking. Pajari se había reenganchado y concluyó cuarto (sumó los puntos necesarios para ser subcampeón), volviendo a ser el más rápido en cuatro especiales.

Otras deserciones relevantes de la segunda etapa habían sido las de dos vehículos WRC, el Ford Fiesta de Gus Greensmith y el Hyundai i20 de Ole-Christian Veiby, que se accidentaron en la misma curva. Thierry Neuville (Hyundai) no había vuelto a la competencia desde su infortunio del viernes.

En video, este es un resumen de los acontecimientos más trascendentes de los cuatro días de competencia:

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